Glaucoma

Es una de las enfermedades que con más frecuencia produce importantes déficit de la función visual, situándose entre las principales causas de ceguera en todo el mundo.
El lograr un diagnóstico precoz, para iniciar el tratamiento correcto y establecer las pautas de seguimiento mas adecuadas, constituye el arma más eficaz para evitar estas graves consecuencias.
Es una enfermedad caracterizada por una elevación de la presión intraocular hasta un nivel que produce un daño irreversible en las fibras del nervio óptico.
Las fibras de nervio óptico, se dañan cuando la presión intraocular se eleva por encima de un nivel que es variable de unos individuos a otros. Si la situación de presión elevada se mantiene durante mucho tiempo, o alcanza cifras exageradamente altas, estas fibras se pueden dañar de forma irreparable, es decir la pérdida de visión se hace irreversible.
Cuando la totalidad de las fibras del nervio óptico se han dañado, se pierde por completo la capacidad de transmitir imágenes al cerebro, encontrándonos ante una ceguera total.
¿Por qué se produce el glaucoma?
Por el interior del ojo circula un líquido, encargado de la nutrición de las estructuras internas del ojo. Este líquido cumple una función similar a la sangre, pero tiene la ventaja de que al ser totalmente transparente, permite que la luz pase a su través, permitiendo al ojo cumplir la misión para lo que ha sido diseñado. Este líquido, denominado humor acuoso, tiene un sistema de producción y otro de evacuación. El perfecto equilibrio entre estos dos sistemas, permite mantener prácticamente constante la presión intraocular. Si como consecuencia de algún fallo en estos mecanismos, entra mas liquido del que puede salir del ojo, la presión se eleva y el nervio óptico comienza a dañarse.
Tipos de glaucoma
No todos los glaucomas son iguales. Aunque los oftalmólogos son capaces de diagnosticar varias decenas de glaucomas diferentes, desde el punto de vista práctico, vamos a distinguir entre unos pocos que son los mas frecuentes:
Glaucoma congénito
Se produce como consecuencia de un desarrollo defectuoso de las vías de salida del humor acuoso. En las primeras semanas o meses de vida, el niño va a presentar lagrimeo y fotofobia (no es capaz de mantener los ojos abiertos cuando hay luz).
La córnea va perdiendo transparencia y se ve blanquecina. Simultáneamente, el ojo, como consecuencia del aumento de presión en su interior, va aumentando de tamaño.
Hay que tener especial cuidado con los niños que tienen los ojos mucho más grandes que el resto de los niños de su misma edad, especialmente si les molesta mucho la luz.
Glaucoma crónico de ángulo abierto
Es el mas frecuente de todos los glaucomas pues supone aproximadamente las ¾ partes de los que se diagnostican. Se produce por el deterioro progresivo del sistema de eliminación del humor acuoso, que de una forma natural se produce con la edad, pero en este caso se exagera hasta perder la capacidad de mantener una cifra normal de presión intraocular. La enfermedad se presenta de una forma muy lenta sin producir síntomas que la persona que lo sufre, sea capaz de detectar.
Glaucoma agudo o de ángulo cerrado
Esta forma de glaucoma, la más conocida por presentarse bruscamente con gran dolor y brusca disminución de la visión, visión de halos coloreados alrededor de las luces, e incluso sensación de nauseas, vómitos, etc... Se produce por el cierre brusco de las vías de eliminación del humor acuoso, como consecuencia de que por la forma especial del ojo de estas personas, el ángulo a través del cual se ha de eliminar este líquido, es excesivamente estrecho y, es posible, que en determinadas circunstancias, las paredes de este ángulo se pongan en contacto, obstruyendo por completo el paso. Esto trae como consecuencia la rapidísima elevación de la presión y el intensísimo dolo (dolor de clavo).
Población de riesgo
Así denominamos a las personas que poseen uno o varios factores que predisponen a padecer la enfermedad. Los mas importantes son los siguientes:
• Antecedentes familiares de glaucoma.
• Edad. Más frecuente en personas de edad avanzada.
• Miopía.
• Diabetes.
• Tratamientos prologados con corticosteroides.
• Diabetes.
• Enfermedades cardiovasculares.
• Traumatismos o intervenciones quirúrgicas oculares.
Las personas que están en alguna de estas circunstancias, deben realizar una revisión oftalmológica anual. Si concurren varios de estos factores, es posible que las revisiones deban ser a más corto plazo.
¿Cómo se diagnostica el glaucoma?
Las revisiones oftalmológicas periódicas que habitualmente se realizan con carácter anual para la detección del glaucoma, incluyen las siguientes exploraciones:
• Tonometría o medida de la presión intraocular.
• Oftalmoscopía o exploración del fondo de ojo, para comprobar si existe algún tipo de daño en el nervio óptico.
• Gonioscopía para comprobar, en caso de sospecha de glaucoma, a que tipo pertenece.
• Campimetría o exploración del campo visual. Esta prueba no se realiza rutinariamente, es imprescindible para confirmar el diagnóstico y establecer el tratamiento adecuado por eso se realiza cuando la tonometría o la oftalmoscopía, le hacen al oftalmólogo sospechar que la enfermedad esta ya en su fase inicial o tiene serias dudas y necesita confirmar el diagnóstico.
Tratamiento del glaucoma
Las posibilidades del tratamiento son mayores cuanto mas precozmente se realiza el diagnóstico, de ahí la importancia de las revisiones periódicas por ser una enfermedad que al ser asintomática, nuestra única oportunidad de descubrirla en fases iniciales es insistir en este punto.
El tratamiento tiene como objetivo conservar la visión y el campo visual tal y como estaban en el momento del diagnóstico, pues hoy es imposible la regeneración de las fibras del nervio óptico que ya estaban atrofiadas.
La progresión del daño al nervio óptico, se evita manteniendo la presión intraocular en cifras normales.
Cuando el oftalmólogo realiza el diagnóstico, va a optar por el tratamiento médico o quirúrgico, dependiendo por una parte del tipo de glaucoma (hay algunos glaucomas que únicamente responden al tratamiento quirúrgico, el congénito por ejemplo) y por otra de la situación de mayor o menor gravedad en el momento del diagnóstico.
Tratamiento médico
En los casos mas leves, es muy probable que la enfermedad se mantenga bajo control con la utilización de colirios hipotensores oculares.
Estos colirios se han de aplicar una o varias veces al día, según prescripción del oftalmólogo y se deben mantener indefinidamente. Los colirios pueden producir reacciones adversas, locales o generales que deben ser comunicadas de inmediato al oftalmólogo para que proceda a modificar el tratamiento de modo que estos efectos adversos sean mínimos.
Tratamiento quirúrgico
Existen dos modalidades de cirugía, la realizada con láser y la intervención quirúrgica propiamente dicha.
Tratamiento láser, en el glaucoma crónico, el láser aplicado en la zona que se encuentra obstruida e impide el paso del humor acuoso, permite mejorar la salida de este, disminuyendo de este modo la presión intraocular.
La técnica denominada Trabeculoplastía, es muy útil en los pacientes que no toleran la medicación o que nos vemos obligados a suprimirla por los efectos colaterales. También se recomienda en aquellos pacientes que a pesar del tratamiento médico, no conseguimos mantener su presión intraocular en los límites de la normalidad.
Las posibilidades del tratamiento láser son limitadas, por una parte es poco eficaz en los jóvenes y en los casos graves, su acción suele ser insuficiente.
En el glaucoma agudo, la aplicación de láser para realizar un orificio en el iris que comunica las cámaras anterior y posterior del ojo, tiene una gran efectividad. Este procedimiento que se conoce por Iridotomía, debe hacerse en los dos ojos cuando se produce un ataque de glaucoma agudo en uno de ellos.
También se recomienda como medida preventiva, en los pacientes que presentan uno o varios factores de riesgo para padecer un glaucoma de este tipo.
Trabeculectomía, la técnica quirúrgica de elección para aquellos casos diagnosticados en fases muy avanzadas o cuando se ha fracasado con el tratamiento médico o la cirugía láser. La operación consiste en la creación de una nueva vía de salida para que el humor acuoso abandone por ella el globo ocular y se mantenga así la presión en límites normales.
Control de la evaluación
Cualquiera que sea el tipo de tratamiento que, de acuerdo con el consejo de nuestro médico oftalmólogo, hayamos elegido como idóneo para cada caso particular, debemos recordar que el proceso requiere una vigilancia y seguimiento de nuestra presión intraocular, campo visual y estado del nervio óptico. Conviene tener presente que un glaucoma puede estar muchos años mantenido sin problemas con un tratamiento determinado y en un momento concreto, falla sin explicación aparente y es necesario cambiar a otro mas adecuado, por eso el oftalmólogo debe establecer un plan concreto de seguimiento para cada caso individual.
En la mayor parte de los casos, especialmente los diagnosticados precozmente, el paciente puede desarrollar sus actividades con toda normalidad, sin ningún tipo de limitaciones para su trabajo, lectura etc.


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